FACINAS: SU HISTORIA

Juan Navarro Cortecejo ( 1998-1999)

El autor hace un retrato de la entidad local menor a lo largo de su historia reciente desde aspectos como la economía, la población o las tradiciones artesanales

Este trabajo quiero dedicarlo a mis buenos amigos los escritores Juan Quero y Juan Antonio Notario, excelentes personas que por supuesto saben más que yo de esta bonita aldea, como han demostrado con sus libros y sus artículos.
Esta es una historia de Facinas que encontré entre mis papeles con datos facilitados por mi buen amigo Sebastián Trujillo y cuyo verdadero autor desconozco. Parece escrita en los años ochenta, pero de cualquier forma ya Juan Quero en su libro "Historia de Facinas" da multitud de datos, fechas, historias, anécdotas que yo os invito a que leáis porque no es una simple historia, sino que es todo un tratado de sociología. Un retrato de la forma de vivir en el campo tarifeño en condiciones muy poco ventajosas, que permite disfrutar de la plasmación de una forma de pensamiento. En definitiva, de un señor que a sus ochenta años, leyendo, escuchando se ha hecho un hueco entre los autores campogibraltareños por derecho propio.
Creo que es ésta una recopilación muy variada, muy extensa que toca muchos temas sobre esa bonita aldea de Facinas. La evolución deja atrás nuestra historia reciente, una historia sin héroes ni nobleza, cuyos protagonistas son los reyes de la naturaleza (esclavos de la sociedad). Y en la que la fuente de información es el saber popular "nadie ama a su pueblo porque es grande".

La aldea de Facinas está situada al noroeste sobre la falda de una montaña. La iglesia Divina Pastora preside la hilera de casas blancas, blancas casitas encaladas en mayo se esparcen por doquier ladera abajo como un rebaño. Se cree que la iglesia en sus principios fue un convento del Rebaño de María, aunque otros defienden que fue un monasterio de monjes. Sea cual fuera su origen, sabemos que es lo más antiguo del pueblo, y que hasta hace cincuenta años era una auxiliar de Tarifa. Le siguen en antigüedad seis Molinos maquileros de agua que molían el trigo, rodeados en tiempo de atrás de huertos y descansaderos. En torno a éstos se fueron construyendo las viviendas. Éstas eran de piedra y barro con el tejado de castañuelas que se traían de la laguna de La Janda. Las castañuelas se sustituyeron por tejas predominando el tejado morisco de lima en el pueblo. Los molinos, de los que tan sólo quedan ruinas, recorrían longitudinalmente el pueblo empezando por el molino del Arco, de esta manera el cementerio que está unido a la iglesia, quedaba apartado del mismo. El paulatino crecimiento del pueblo determinaría después que hoy haya llegado a unirse. Existió otro cementerio, conocido como cementerio viejo, en la parte de la Vega que se empezó a utilizar con los fusilados de la Guerra Civil, y en esa época fue destruido.

Podemos dividir al pueblo en dos partes; Facinas en la parte alta y Vico en la parte baja trazando la división en el cruce que se dirige al nuevo cuartel de la Guardia Civil. Facinas está recorrida por dos calles principales, Merced y Constitución (antes General Franco), son casi paralelas y están cruzadas por diversas calles empedradas. Nos da en conjunto un plano irregular, máxi­me cuando las casas se construyen sin ningún tipo de plan urbanístico. Por decirlo de alguna manera, el cúmulo de casas da lugar a una nueva calle. Actualmente la población crece hacia abajo, anteriormente lo hizo hacia arriba, de ahí que en el término de la calle Merced aparezcan casas nuevas mezcladas con las antiguas. Pero el centro de la población se encuentra en la parte alta. Allí se concentra la mayoría de comercios y bares, cine sin uso, discoteca, caja de ahorros, peluquería, panadería, iglesia, servicio de transporte, Casa Consistorial, correos, plaza de la Paz, y plaza de España. En la parte central también se encuentran zonas como la plaza de San Isidro, el centro cultural y el paseo con la caseta oficial que construyeron los parados en tiempos de la República con la financiación del Ayuntamiento en el que por entonces residía bastante poder, al menos comparado con el que tiene ahora que es ínfimo. Había entonces un secretario para el Ayuntamiento.

En la parte baja destacan construcciones como el polideportivo, el único colegio y el cuartel de la Guardia Civil, construido recientemente. En la actualidad se tiende a la construcción de viviendas de tipo apartamento, con techo plano y dos plantas que alteran por completo paisaje preexistente al igual que las cincuenta viviendas de protección oficial de la Junta de Andalucía.


Economía

En un principio Facinas era un pueblo carbonero, carbón vegetal que se exportaba a Cádiz en carros. Más tarde se exportó leña para las fábricas de pan que en aquel tiempo funcionaban con hornos de leña. En la actualidad la mayoría de la población se dedica al sector terciario en un número excesivamente alto compararlo con la población.
Generalizando podríamos decir que la población dedicada al sector servicios vive en la parte alta del pueblo y la dedicada al primario en la baja. No hay sector secundario.
En la temporada de julio y agosto se trabaja en el monte en la extracción del corcho que se transporta a fábricas de Algeciras, o bien es exportado a Portugal. El trabajo de la extracción del corcho es extremadamente duro y de difícil aprendizaje por lo que la mano de obra viene mayoritariamente de fuera ya que la del pueblo es vieja, y los jóvenes no se dedican a ello. El trabajo proporciona gran cantidad de dinero, alrededor de las 5.000 pesetas diarias, según las cuadrillas. Existe además una cooperativa COINFA (Cooperativa Industrial de Facinas) dedicarla al sector textil pero no exclusivamente a la elaboración de prendas de vestir. No está en continuo funcionamiento puesto que no siempre hay demandas, pero el personal es fijo, veinte personas no aseguradas. Dicha cooperativa fue creada por Caritas Parroquial.

No estando basada en ninguna de las dos, en la economía de Facinas predomina sobre la ganadería sobre la agricultura. Dentro de la agricultura las únicas tierras cultivadas son las de los señoritos. Lo son en su mayoría por gente analfabeta, el pueblo ha estado bastante marginado en el plano de la educación, para estudiar había que irse fuera de la zona y para esto no había dinero. Llegó a establecerse una escuela pero ni se aprendía los más elemental. Múltiples anécdotas de risa, de pena se cuentan sobre esta escuela. Pero prosigamos con la agricultura y la ganadería. En la primera no se ha progresado. En cuanto a mecanización se refiere, se cuenta con muy poca maquinaria y ésta es antigua. El trabajo de labriego no es fijo, se trabaja por temporadas, en determinadas fechas. La tierra requiere una mayor dedicación por parte del hombre. Se cultiva principalmente trigo, maíz, cebada, garbanzos, remolacha y algodón. Se obtienen también otros productos de la tierra como son los espárragos, tagarninas, quesillos (alcachofas silvestres), y la venta de éstos supone una gran aportación a la economía del recolector, al igual que los caracoles. En la ganadería predomina el vacuno, le sigue el ganado lanar junto a las cabras y chivos, mientras que el porcino es prácticamente nulo. Muchas casas tienen en su parte trasera un corral, sobre todo las viviendas limítrofes al campo. En él se crían gallinas y pavos pero sólo para autoabastecerse, como mucho se venden a unas cuantas familias. El ganado vacuno es el que deja más dinero ya que la leche se vende no sólo al pueblo, también se comercializa en Los Barrios, donde tras varios procesos, se envasa para uso y consumo de los usuarios. También se vende a gente de fuera cabezas de ganado aunque no se puede decir que paguen muy bien. Hay competencias entre los propietarios y ello agrava aún más el problema de su economía puesto que trae consigo una bajada de precios. Cuando el campo estaba menos mecanizado, se necesitaba una gran cantidad de jornaleros por lo que gran parte de la población se dedicaba al cultivo de tierras de señoríos. Los propietarios pagaban a sus jornaleros un pequeño salario y cerdos. La crianza de cerdos contribuía con su venta a paliar las necesidades económicas de la familia. En el año 1956 los cerdos mueren masivamente debido a la triquinosis y a la peste africana que se cernía sobre la misma. La declaración de zona afectada recae entonces sobre los jornaleros.

Tradiciones populares como el chacarrá marcaban las jornadas festivas de una aldea sacudida por la emigración desde los años cuarenta.

Típico es de nuestra tierra hacer empleitas. Nuestros ancianos en sus horas de ocio se dedicaban a ello, aunque tiempo atrás fuera una necesidad lo que hoy es una tradición. Con las empleitas cosidas con la tonina se hacían alfombras, cestas o espuertas, soplillos, escobas, serones, capachas, etc. Además se hacen colectas para financiar una pequeña escuela donde nuestros ancianos enseñen este arte de trabajar la palma, y a su vez, sea centro de reunión. También se hacen botas camperas a medida, pero nos quedan sólo dos zapateros dedicados a ello.

Cinco generaciones de carpinteros han habitado desde hace varios siglos en Vico, paso situado en la parte baja de la aldea. El actual se dedica a la carpintería moderna y arregla algunas piezas antiguas por encargo. En los años cuarenta había varios carpinteros que no ciaban abasto para atender el trabajo que existía en cantidad. Algunos tenían su taller en la aldea y otros estaban repartidos por los cortijos donde trabajaban a cuenta según la faena, y permanecían­ allí hasta que la concluían. Hacían carros, carretas, arados romanos, yugos, y toda clase de objetos dedicados a trabajar la tierra y a transportar los productos de un lugar a otro. Utilizaban maderas de árboles de la localidad: fresnos, acebuches, etc. Trabajaban en estrecha colaboración con el fraguero que proporcionaba los clavos, las ruedas, y toda clase de objetos de hierro que el carpintero necesitaba. En Facinas había una fragua pero en la actualidad tampoco queda nada de ella, sus restos se vendieron como chatarra recientemente.

Comunicaciones

Facinas está comunicada con la carretera nacional 340 por los extremos quedando paralela a dicha carretera por el lado izquierdo. Por el lado derecho y perpendicular al pueblo queda la carretera que se dirige a Los Barrios, en mal estado, y al pantano del río Almodóvar encargado de abastecer a los campos que le rodean, pero no al pueblo. A lo largo de la historia ha habido diferentes intentos de mejorar las comunicaciones viarias de la aldea. En la carretera del control, nombre debido a la Guerra Civil, se pensó construir un canal subterráneo que uniera la península con África, se cree que tendría su entrada entre Los Tornos y Tahivilla. Después de la Guerra Civil hubo proyectos para construir una red ferroviaria que comunicara Algeciras con Cádiz pasando por Facinas. Se olvidó y ahora parece que ha resurgido.

En cuanto a la comunicación telefónica no existe teléfono automático, se dispone de una centralita instalada aproximadamente en 1920. El transporte está cubierto por dos taxis, y los autobuses de la empresa de Comes con salidas de lunes a sábado a las 7:30 horas hasta Algeciras, y de Tarifa hacía Encinas a las 12:30 horas. Existe un transporte escolar y el servicio de ambulancias está cubierto desde Tarifa.

Población

Hay varias causas que determinan la emigración de los ciudadanos de Encinas. Por un lado, a partir de los años cuarenta la falta de viviendas de protección oficial obliga a la emigración que se repite de nuevo en los años 60 en búsqueda de otros núcleos más desarrollados que ofrezcan mejores posibilidades económicas y de trabajo. Los polos receptivos de los inmigrantes de Facinas solían estar en países extranjeros como Suiza y Alemania, y en zonas de la península como Barcelona, Valencia y la Costa del Sol. Dentro de la provincia la emigración se dirigía fundamentalmente a Algeciras y a Tarifa.
En los años de la posguerra se registró una mortalidad importante por desnutrición. Antes, en torno a los años 20 hubo una etapa de gripes. Pocos de los que las padecían se salvaban, y entre quienes lo conseguían, la enfermedad imprimía sus huellas: calvicies, nerviosismo. Había diferentes enfermedades que aunque no se convertían en epidemias, causaban estragos entre las familias, pues además de ser incurables, en aquellos tiempos había que ocultar a los afec­tados, eran poco menos que indignos. Entre otras destacaban la "tiricia amarilla", el rostro se tornaba amarillo, o la "tiricia negra" que volvía el rostro negro y era más grave que la anterior.

La tuberculosis, la viruela, el cáncer de distintos tipos, y el dolor de Miserere (hoy apéndice) eran otras enfermedades que afectaban a la población. La disminución de la mortandad se debe no sólo a los avances en el campo de la medicina, sino que también influyó la constante emigración. Se dice que Facinas contaba con más de 5.000 habitantes y ahora no se pasa de los mil. Por otro lado, la natalidad disminuye ostensiblemente y es que el hecho de tener hijos reduce la renta familiar. Costumbres.

Las ferias siempre se han celebrado pero de forma bastante diferente a como se hace ahora. Antaño las ferias se celebraban en la puerta del alcalde y no había bailes. Venían cunitas, caballitos, el tren y otras atracciones, y se montaban tres tómbolas llamadas antes positivas de las cuales, la más importante era la de Caritas Parroquial que estaba formada por los productos y objetos que el pueblo regalaba.

Durante los meses de mayo y junio, en todos los (días festivos se celebraba el día de la Cruz. El recinto se adornaba primorosamente con mantones, colchas y mantelerías de las más lujosas que hubiera en la casa. Se colgaban cadenetas y gallardetes de papel de brillo y otros motivos decorativos. En un sitio destacado se colocaba la Cruz y se rodeaba de flores y de hojas de laurel. Era costumbre recitar poesías (generalmente décimas) como salutación a la llegada a las fiestas o en los descansos de los fandangos (chacarrá). Se trataban en su mayoría de odas a la tierra, a la Virgen, a las mujeres o al amor. Como ejemplo podemos citar la dedicada a la Linda Pastora.

¿Qué les das a tus mujeres?
que son más bellas que todas
que en belleza no le igualan
ni colores de la aurora,
ni rosa, ni claveles,
ni todas las perlas marinas
pues son más dulces que mieles,
más salá que las salinas,
más honrás que los laureles,
valiendo más que las minas.
Pueblecito de Facinas,
¿dónde guardas tu patrona?
En una iglesia chiquita y
la Peña la corona.
Desde tu bella mezquita
a todo el pueblo se asoma
y contempla con ternura
a campiñas y cortijos,
como madre y pastora
vela por todos sus hijos.

En definitiva, poesías simples que recogen la exégesis andaluza.

El Chacarrá

Es el baile típico de nuestra tierra, de Facinas y de la campiña circundante. El chacarrá se sigue interpretando y es un fandango de varias modalidades, entre las más practicadas están el chacarrá suelto por parejas, suelto por tríos, o el zángano.

Algunos consideran al chacarrá como un producto africano transportado hacia América y traído a España por los primeros indianos. Otros apuntan a que procede de las jotas del norte de nuestro país y otros dicen que deriva de las verdiales Málaga importadas por los jornaleros que acudían a la recolección de la caña de azúcar, o quizá de Huelva por los inmigrantes procedentes del litoral onubense que llegaban buscando trabajo en el mar de Tarifa. Diferentes tesis en la que se basan algunos proponiendo así al pueblo de Tarifa como cuna de nuestro chacarrá, y entre las que podríamos descartar la última, fuera de toda lógica, ya que el chacarrá no presenta matices marineros, sus matices son netamente agrícolas. Este fandango tan peculiar va acompañado de varios instrumentos tales como tres cucharas (que se tocan a la vez), una botella de anís con un tenedor (anís porque el vidrio no es liso), los palillos (las castañuelas), la guitarra y el almirez. Hay aquí algunas coplas lle­nas de ingenio y salero. El auténtico chacarrá es el que se apoya en canciones improvisadas. Muchas eran las veces que surgían diálogos, tanto eran declaraciones de amor como rupturas, enfados, y reconciliaciones. Podemos decir que el contenido de las coplas hace referencia a los hechos que están sucediendo justo en el momento de su cante. Destacan entre las figuras del chacarrá Juan Palillo y Tirilla. Si ellos estaban presentes en las fiestas se congregaban más gente de la que se reunía sin su presencia.

Soy de Facinas señores,
y me llaman Juan Palillo
y en todas las reuniones
el mejor es mi fandanguillo.
Asómate al ventanuco
y echa las patas pa fuera
y déjate caer,
verás que guarrazo pegas.
Me llaman ladrón de monte
porque robé a un millonario,
el rico roba al obrero
con la pluma en la mano.
¿Cuál será más bandolero?
¿Cuál será más bandolero?
No preguntes por saber
que el tiempo te lo dirá
que no hay cosa más bonita
que saber sin preguntar.
De las dos que están bailando
muy parejitas que son
una parece un cardo
y la otra un serón.
Tengo un pecho de coplas
que parece un hormiguero
riñendo unas con otras
a ver cuál sale primero.
El hombre para ser hombre
ha de tener tres partías;
hacer mucho, hablar poco
y comerse la comida.
No hay quien levante un caído
no que la mano le dé
y como le ven caído
todos le dan con el pie.

 
El descorche de los alcornocales o el trabajo de la piel en la confección de calzados han sido algunos de los oficios habituales de la aldea

Otras de las tradiciones y festejos típicos de la zona de Facinas es la romería de peregrinos que acompañan a determinadas imágenes. En la romería tradicional de Facinas se traslada la imagen de San Isidro Labrador hasta Tahivilla, luego debido a varios conflictos se dejó de celebrar hasta hace unos años que se viene organizando en Los Tornos donde se pasa un día en el campo muy agradable. Hay concursos, cucañas, exhibición de caballos, una misa rociera, y elección de miss romería, pero el éxito radica en el ambiente. San Juan también se celebra con una romería en la Luz desde hace años que todavía no tiene mucho arraigo aunque haya tenido buena acogida entre los habitantes del núcleo rural. Se celebra con verbenas, bailes, y con diversos concursos en torno a una hoguera y en ella mismo se quema el juanillo, un muñeco de trapo de un metro y 70 centímetros aproximadamente. También se ha dejado de celebrar la feria de ganado (por los año 50) que se desarrollaba por el mes de agosto al igual que los carnavales que ahora se pretenden recuperar.

Historia

Facinas se asienta sobre una formación de terrenos triasicos propios de la era Secundaria. En las sierras situadas en el norte de la aldea existen cavidades decoradas con pinturas rupestres, así como hachas, ondas y tallas. Hija de padre desconocido y de madre desnaturalizada, Facinas es una pequeña población rural que se desparrama por las laderas. Se desconoce el origen de esta pequeña aldea y etimológicamente se desconoce la raíz del nombre de Facinas. Para algunos proviene del término facineroso atribuyendo el sambenito de que los primeros moradores de este lugar eran delincuentes habituales y hombres malvados. El nombre de Facinas no tiene porqué derivar ni de facineroso ni de harina, otra de las posibilidades que se barajan. Más bien debió formar parte de un léxico que como muchas otras tantas palas ha cambiado la f por la h. Los primeros prototipos humanos que aquí se asentaron fueron unos leñadores que aprovechando la proliferación de los leños, se dedicaban a recoger en pequeños paces (antigua c) -haces en el léxico actual- y faces formando Facinas, hacinas de carbón vegetal, leña que hasta los años 50 se mandaba en camiones cargados a las fábricas, hornos o cerámicas .
La aldea desempeñó un papel importante en el desarrollo agrario de la campiña tarifeña, fue centro comercial y sucursal administrativa de toda esta campiña. En la iglesia de la Divina Pastora se apuntaban nuevas familias, bautizos y defunciones de toda esta área. Había un delegado del juez de Tarifa que también contaba para el Registro Civil, además existía un cuartel de carabineros que controlaba el contrabando de Gibraltar. Entre otros servicios había una oficina de correos, cuatro tiendas de tejidos, tres o cuatro zapateros que elaboraban fuertes borceguíes y botos de becerro curtidos en Ubrique. La oferta de ser­vicios se completaba con molinos maquileros, seis o siete barberos ambulantes, una herrería, cinco o seis carpinterías, cuatro o cinco tabernas y dos posadas donde se ataban los caballos. El casino era una sociedad caciquil para gente privilegiada o que pretendía serlo. Se llevaba comida y bebida para vender o cambiar por los campos por huevos, gallinas, quesos, etcétera. En el pueblo y en todas las casas de campo había locales donde los días festivos se reunían jóvenes y mayores en largas veladas que se prolongaban hasta la madrugada, se divertían cantando y bailando el antiguo fandango campero. Había dos locales para teatros, Los Gallardos, y el cine Alameda que aún permanece pero cerrado. Existía un maestro titular, una profesora particular y un sepulturero. De acuerdo con la publicación que pretende recoger la historia de Facinas había varios nombres que se dedicaban a determinados negocios. Así podríamos citar a las panaderías en las que destacan nombres cornos los de Diego Rosano Araujo, Sebastián Santos Moreno e Ildefonso Vázquez Ortiz. En el recuento de las posadas se citan iniciativas como las de Antonio Gil Rojas y José Ortega Santander. En el apartado de las tiendas de tejidos esta singular guía sobre Facinas cita nombres como Domingo Castro Vera, Enrique Díaz Pérez, Francisco Moya Chico y Juan Notario Cánovas. En el sector del ocio destaca el salón Ortega con funciones teatrales del empresario Manuel Santander Ortega y por último el más prolífico en nombres es el área de los ultramarinos y comestibles, aquí se encuentran nombres como los de José Cuesta Ojeda, José Gil Gil, Pablo González y González, viuda de Guerrero Carrillo, Manuel Moreno Moguel, Pedro Moya Pérez, Carmen Ortega Santander, Juan Ortega Torres, Cristóbal Rodríguez Rodríguez, Isidoro Romero Ramos y Dolores Serrano Casas.

Tarifa

Hija de Tarif y de la mar siempre ha sido más marinera que campera o labradora, quizás por nostalgia familiar ha mirado más hacia las costas africanas que a sus propios montes y a sus extensas campiñas. Ha cuidado con más esmero a Su industria pesquera que a los productos agrícolas, y nunca ha pensado reconocer los muchos servicios que Facinas le prestó cuando ella lo necesitaba. Siempre han sido huraños y mezquinos a la hora de darle no ya una limosna, sino lo que por derecho propio le correspondía.

Hoy en día en la aldea de Facinas medianamente se vive de los trabajos forestales y agrícolas, la construcción, y una autonomía industrial y agropecuaria que lucha denodadamente para sobrevivir. Apenas existen trabajos fijos pero a pesar de todo la aldea ha mejorado mucho y escenas como las de las chabolas ya no se clan. Existe un servicio de agua alcantarillado y luz eléctrica, signos que delatan ya un bienestar mínimo pero alejado de la precariedad de antaño. Además de en otros factores este avance por otro lado general en todo el entorno, se puede apreciar en el descenso progresivo del índice de mortalidad en la aldea tal y como queda reflejado en la siguiente relación. Un conjunto de números que también evidencian otra constante en Facinas la progresiva despoblación originada por la emigración pero también en menor medida por el descenso paulatino de la natalidad:

1930.- Natalidad 120-Mortalidad  51
1935.- Natalidad 110- Mortalidad 26
1940.- Natalidad 101- Mortalidad 56
1945.- Natalidad 112- Mortalidad 40
1950.- Natalidad 119- Mortalidad 25
1955.- Natalidad  58-  Mortalidad 28
1960.- Natalidad  75-  Mortalidad 29
1965.- Natalidad  61-  Mortalidad 17
1970.- Natalidad  45-  Mortalidad 20
1975.- Natalidad  30-  Mortalidad 18
1980.- Natalidad  27-  Mortalidad 12
1985.- Natalidad  24-  Mortalidad 13

Hasta aquí esta extensa historia de Facinas que a mí me parece muy interesante y digna de conocerse. Ahora os voy a añadir algunas cosillas de mi propia cosecha. En 1900 era maestro en Facinas don Damián Carrero Marín de Oca y maestra doña Carmen Bayo Toscano, como médico estaba don Manuel Ruiz de Conejo. El sacerdote era don Francisco Pérez García. Por los años 27-28 se pavimentaron varias calles y se dotó a la aldea de un nuevo cementerio. En esa misma fecha el autobús de la antigua empresa "La Tartana" que salía de Facinas a las nueve de la mañana y de Tarifa a las seis de la tarde, valía tres pesetas. El casino se inauguró por el presidente de la Unión Patiótrica. Más tarde, en los años 40 y 50 existió lo que se llamó "la ruta del contrabando" que iba de Los Barrios a Facinas, una ruta de paso entre vegetación, entre árboles que utiliza­ban los viajeros que se desplazaban desde Gibraltar hacia la región sudoccidental. Una sinuosa carretera que une esta dos poblaciones y ofrece al visitante una panorámica y unos rincones muy especiales, los arroyos de los alrededores permiten ubicar la localización de los antiguos molinos. Más allá de la Venta de Ojén está el embalse del Almodóvar. Las sierras de Salaviciosa y Fates junto a la de Enmedio forman una cresta que adorna el pueblo de Facinas. A la cumbre de Fates se llega tomando una pista que sale desde la parte alta del pueblo, junto a una iglesia que tiene el aspecto de mezquita por sus cúpulas blancas (Paz Martín).

A finales de los ochenta Facinas contaba con unos 1500 habitantes que seguían viviendo de la saca del corcho de temporada, de la agricultura, del ganado y el resto del comercio. Había una emigración masiva, igual que hoy Facinas era entonces una entidad local menor y no tenía autonomía administrativa. El tendido eléctrico era muy malo y en cuanto caían dos gotas se quedaban sin luz, aunque esto también pasaba en Tarifa. El agua se cortaba varias horas al día y era clorada de forma rudimentaria (también era frecuente en Tarifa).

Había un consultorio médico rural, un asistente técnico sanitario y una farmacia. La doctora Mayoral que desarrolló una gran labor en el pueblo, hizo en Facinas un documentado y concienzudo estudio sobre las enfermedades cardíacas que luego plasmó en un libro. Facinas contaba además con un único centro de Educación General Básica por lo que los alumnos de más nivel iban y venían diariamente a Tarifa en un autobús escolar. En los ochenta se entregó por parte del alcalde Antonio Ruiz cincuenta viviendas que vinieron a paliar las necesidades de varias familias. Hasta el año 1966 se juró bandera en el cuartel de Facinas.

Desde Tarifa siempre se han valorado muchas cosas de Facinas empezando por sus gentes, amables, cordiales, grandes conversadoras, da gusto hablar con ellas (al menos así pienso yo), y con muchas dotes y ansias culturales, pues a pesar de estar alejada de la población y de contar con pocos habitantes, siempre ha habido gente que ha escrito, ha pintado, artesanos, grupos de música, teatro, etc.

Otra de las muchas cosas que se ha comentado de Facinas es su bue­na gastronomía. Quién no recuerda aquellas codornices, yo siempre oí que las codornices de Gil estaban deliciosas, y no digamos nada de los caracoles, o ese plato típico de Facinas que son los quesillos con huevos. Siempre oír comentar que el vinillo de Chiclana donde de verdad estaba bueno era en Facinas (por su altitud).

También recuerdo que al principio de la televisión, muchos tarifeños iban hasta Facinas para ver algunos partidos de fútbol o algún programa interesante y es que era de los pocos sitios adonde llegaba la señal con nitidez y donde se veía la televisión aceptablemente.

También se apreció mucho su feria y su cante de chacarrá. Una feria de pueblo, pequeña pero entrañable y preciosa. Sus carnavales que van cogiendo auge por año, con esos jóvenes del "País cien ganas de numerito" o éstos del último año que buscaban a Curro que estaba en Facinas cogiendo tagarninas.

Me fascinó siempre esa historia de arrieros, de los tratos, de sus cantes, de su duro trabajo, de las bestias. Así como esa deliciosa historia de los corredores de ganado. No puedo dejar de citar por lo que supuso para la juventud de Facinas, al amigo Vicente Gil, siempre dispuesto -en feria, en carnaval, con su grupo motero, con su música- a colaborar con sus amigos los jóvenes de Facinas. También he conocido que Facinas siempre tuvo muchos y buenos cazadores, así como buenos equipos de fútbol como el de Facinas o el Almodóvar, entre otros. El actual centro cultural se llama Juan Ramón Jiménez, el campo de fútbol "Joaquín Maqueda" y la asociación de vecinos "Almodóvar".

Podríamos hablar de muchas más cosas; de las cuevas, de los militares que tanta vida dieron a Facinas, del cine que proyectaba Rafael Manzano, de la buena gente que siempre hubo en Facinas. Del ansiado tren, de la República en Facinas, del Sindicato Obrero y un sin fin de cosas de dejo para mis amigos escritores de Facinas