Datos sobre la historia de la Iglesia Parroquial de la Divina Pastora de Facinas http://www.tarifaweb.com/aljaranda/num28/art2.htm Fco. Javier Criado Atalaya UNOS PUNTOS PREVIOS Los estudios sobre la Historia de la Tarifa Contemporánea, caen, en ocasiones, tanto en un profundo localismo, que descontextualiza el objeto del estudio de su dinámica general, dándonos sólo una visión parcial y poco sincrónica del hecho histórico, como también en un excesivo "centralismo", que lleva a los investigadores a ocuparse excesivamente de la capitalidad del municipio, la ciudad de Tarifa, y poco o nada del resto de los enclaves humanos del territorio municipal, el caso de las Entidades Locales Menores de Facinas y Tahivilla. Poco a poco, afortunadamente, vamos saliendo de este oscuro panorama gracias a la labor de investigadores, escritores o personajes del pueblo, protagonistas vivos de la Historia que transmiten su visión de los acontecimientos y condiciones por ellos vividos (1). Como en otras ocasiones no hemos podido sustraernos a este trabajo de profundización de nuestro pasado, a la vez que continuamos con la línea iniciada hace ya algunos números, detallando algunos aspectos sobre la Historia de la Iglesia Tarifeña, centrándose en este caso en la aldea de Facinas y en concreto en uno de los más viejos centros de culto cristiano de toda la campiña de Tarifa, la Iglesia de la Divina Pastora, una advocacion de clara influencia capuchina. 1. LOS ANTECEDENTES. De fundación incierta, todo hace pensar, de manera lógica, que se remonta junto con la aldea a los momentos finales de la Edad Media o comienzos de la Edad Moderna, los primeros datos, hasta ahora conocidos, nos llevan al año 1759. De nuevo su conocimiento es obra de la destacada labor de investigación del Rvdo. Padre D. Martín Bueno, quien en una de sus obras (2), comentaba lo siguiente: [...] La noticia más antigua que se ha podido obtener sobre la existencia de la Iglesia de Facinas, es de 1º de Octubre de 1759. Se halla en un memorial dirigido al Sr. Obispo de Cádiz, conservado en el Archivo Histórico Diocesano, del cual extraemos el párrafo que interesa. Dice así: Antecedentes a los que añadimos nuevos datos de nuestra propia cosecha, según los datos obtenidos de las Actas del Cabildo Municipal, en el año 1776 el estado de la capilla era tan calamitoso que el Ayuntamiento estudió la necesidad de restauración para proseguir con el culto (3). A partir de aquí, los nuevos datos que forman parte del núcleo esencial de nuestro estudio. 2. LA RESTAURACIÓN DE 1830 2.1.- LOS INICIOS DEL EXPEDIENTE DE RESTAURACIÓN. La Historia comienza en febrero de 1828 cuando el Secretario del Patronato y Real Cámara de Castilla, Don Miguel Gordón, comunicaba el entonces Obispo de Cádiz, Fray Domingo de Silos Moreno, la autorización para iniciar un Expediente, en el que constaran las informaciones necesarias, para poder agregar las rentas procedentes de un beneficio vacante, existente en la parroquia de San Mateo de Tarifa, por fallecimiento de su titular D. Manuel García Bravo (4). De esta manera se inició un proceso, que, poco a poco, fue configurando un cuerpo documental, al que se fueron agregando informaciones en un doble camino de ida y vuelta. Partiendo del Obispo, la orden de instrucción y recogida de informaciones, sobre la necesidad y posibilidades de agregar el beneficio vacante a la vieja ermita de la campiña, fue pasando al Fiscal General de la Diócesis, al Vicario de la Iglesia de Tarifa, al síndico personero del común de su Ayuntamiento, y por último al párroco y al mayordomo de fábrica de la Iglesia de San Mateo, a quienes correspondían, básicamente al primero realizar el cuerpo central del informe sobre las bondades y aciertos de tal decisión. Desde Tarifa los documentos iniciaban ahora un viaje de retorno que les llevaría primero al Obispado de Cádiz, y de allí con las consideraciones y Visto Bueno de las autoridades diocesanas a Madrid para que el propio Rey y en su nombre, el ya mencionado Don Miguel Gordón, extendiesen la Real Cédula de autorización en Palacio a trece y de septiembre de mil ochocientos veinte y ocho. Por último, el proceso concluye el 19 de noviembre de 1828, cuando el cura párroco de San Mateo comunicó al Obispo de Cádiz haber recibido las órdenes correspondientes para agregar a la ermita el beneficio vacante. 2.2.- LAS INFORMACIONES DEL EXPEDIENTE. A lo largo de todo el Expediente son, constantemente, puestas de manifiesto las ventajas que en el orden espiritual representaba la agregación del beneficio vacante, los términos empleados no dejan lugar a dudas: La grande utilidad espiritual que resultará en los caseríos inmediatos, para poner en ella un sacerdote que subministre a sus habitantes el Pasto Espiritual de que carecen en los caseríos inmediatos a dicha Hermita, la imperiosa necesidad que hay de poner allí a un sacerdote, que adornado de todas las prendas que deben constituir a un ministro del Evangelio, dirija, instruya, predique y auxilie a aquellos habitantes en sus necesidades espirituales. Junto a las mismas se indica también la obligación que tiene dicho ministro eclesiástico de residir en la aldea, por estar ésta alejada de la ciudad tres leguas, y también un dato que a nosotros se nos antoja de gran importancia, que el mencionado beneficio vacante no es otro que el antiquísimo de la Iglesia de Santa María, que a comienzos del siglo XIX seguía disponiendo de una alta renta, en concreto en cifras y datos de la propia parroquia de San Mateo: ... por un quinquenio en trigo y maravedises, ascienden mil quatrocientos diez y seis reales y veinte y tres maravedis anual. Aunque son sin duda las palabras del párroco de San Mateo, sobre el estado de conservación del edificio y sus dotaciones las que más nos han llamado la atención: En cuanto a las dotaciones del templo, carecía de todo lo preciso para un normal desarrollo de la Liturgia: ...Los precisos ornamentos, ropa blanca, y demás útiles del Santuario están indecorosos, e inservibles, necesitándose que algunas piezas se repongan, principalmente las dos casullas de color blanco y negro, no teniendo mejor estado el cáliz y la patera para el Santo Sacrificio... Por último el párroco de San Mateo, Antonio José Ramírez, reforzaba el papel del templo rural al comentar que ejercía como Campo Santo de los alrededores: En dicha Hermita se da sepultura eclesiástica a los cadáveres de los vecinos de aquellos caseríos anotándose los fallecimientos en los libros de esta Parroquia... 2.3.- LA OBRA DE RESTAURACIÓN Y SUS GASTOS. El estado del edificio urgía una restauración y esta se puso en marcha el 15 de Mayo de 1830, finalizando las labores el 8 de Septiembre del mismo año. En la obra intervinieron un buen número de operarios, entre los que se encontraban: un maestro albañil y cinco oficiales de albañilería, un oficial y un medio oficial de carpintería, a los que ayudaban tres peones de albañil, cinco jornaleros de Facinas, un borriquero y hasta veinte confinados en el Presidio de Tarifa. Entre los aspectos curiosos de la restauración podemos destacar que el retablo que habría de situarse en el Altar Mayor fue traído desde Cádiz hasta Tarifa en barco, desembarcándose en las playas de la localidad para desde ella ser trasladado a Facinas a hombros de dieciséis hombres. En cuanto a las contribuciones de donativos para la construcción y reparaciones, sólo podemos destacar la realizada por Don José María de Prado, que ascendió a un total de 390 reales, sobre un gasto total que ascendió a los 34.197'22 reales. Pero debido a lo complejo del resumen de cuentas que llevó la obra, hemos preferido plasmar tal cual el mismo: Jornales
de Albañilería Cádiz
19 de Noviembre de 1830 Notas. 1.-
A los confinados se les abonó diariamente el jornal que les señaló
el sr. Barcenas incluso los días festivos en que no trabajaron,
y los del de su salida y regreso al Presidio. Por referencias posteriores sabemos que los 8.307 reales de diferencia o déficit fueron cubiertos en su totalidad, liquidándose el presupuesto. 3.- CONCLUSIONES. Además de los beneficiados de tipo espiritual, la obra realizada en Facinas movió capitales, hombres y materiales, dinamizando la vida no sólo de Facinas sino igualmente de la propia Tarifa, sacando a la población de la atonía y malos momentos pasados desde comienzos del siglo XIX en los que se vio sacudida por malas cosechas, epidemias como la fiebre amarilla y la Guerra de la Independencia. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS (1) MORALES BENÍTEZ,
A., Informes sobre Facinas a fines del siglo XIX, ALJARANDA núm.
19, Tarifa 1995, pp. 6-8. |
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