FACINAS ENTRE LA SIERRA Y EL MAR Introducción Facinas es un pequeño pueblo de la provincia de Cádiz que se constituye en Entidad Local Menor el 11 de Diciembre de 1990. De tradición eminentemente agroganadera, en la actualidad los principales ejes de su economía son la hostelería, la construcción y las diversas labores de mantenimiento, conservación y explotación generadas por la presencia del Parque Natural de los Alcornocales. El hecho de encontrarse entre esta joya de la naturaleza y el cada vez más cercano Parque Natural del Estrecho, hace de Facinas un enclave estratégico desde el cual conocer y disfrutar los placeres del campo, la montaña y el mar. Es esta una tierra cargada de historia a partir de cuyos vestigios podemos conocer la forma de vida de quienes vivieron y murieron en tiempo pasados. Pero también de historias, cuentos, leyendas fantásticas, cantares, refranes; tradiciones transmitidas de padres a hijos cuyo origen se pierde en el tiempo y entre los que destaca el particular fandango campero. Localización y Acceso Esta pequeña localidad gaditana se encuentra en el sector occidental de la Comarca del Campo de Gibraltar, constituyendo el núcleo rural más poblado del término municipal de Tarifa. A caballo entre. la "tacita de plata" y Tarifa, a 52 y 16 Km. de distancia respectivamente, descansa en la orilla oriental de la CN-340-. Desde dicha vía de acceso a Facinas es fácil y rápido a través de cualquiera de los dos desvíos existentes entre el Km. 65 y el Km. 68 de la misma. El marco geográfico Facinas se desparrama por la falda norte de la Sierra de Saladavisiosa, que junto a las sierras de Fates y Enmedio forma una cadena montañosa situada en el corazón mismo del término municipal de Tarifa. Al este se levanta el conjunto montañoso Saladavieja-Ojén, entre cuyo extremo norte y el Cerro de Torregrosa se sitúa el embalse del río Almodóvar. En esa misma dirección y a 10 Km., emerge la imponente Sierra del Niño. Por el nordeste y bordeando la depresión de la Janda, una cadena de media altura arranca en la Loma de la Carrera del Turco y continúa tras la impresionante laja de Aciscar; cadena que precede a la sierra de los Barrancones a Sierra Blanquilla, más al norte. Al noroeste destaca la Sierra de Retín. Al suroeste es la Sierra de la Plata el relieve imperante, con su enorme "Laja de Las Algas". Al sur, el Cerro de San Bartolomé. Son escasos los grandes cursos de agua, destacando el río Almodóvar y los arroyos de Saladavieja y Toriles. Abundan los manantiales, siendo los más visitados la Fuente de La Mesta en Facinas, La Fuente de la Teja en Saladaviciosa y los existentes en Las Cabrerizas, núcleo situado al este del pueblo. La flora La gran riqueza botánica de la región se encuentra en la diversidad de ecosistemas que engloba el Parque Natural de los Alcornocales. La especie arbórea por excelencia es el alcornoque, que junto al acebuche forma uno de los bosques de tipo mediterráneo mejor conservados en toda la cuenca. A ellos se unen el quejigo y el roble andaluz, en zonas de umbría. Arbustos ampliamente representados son el lentisco, el brezo, la coscoja, el escobón, el herguen, la jara, el jaguarzo y la adelfa. En cuanto a las plantas no leñosas cabe destacar los helechos y hongos, de los que existe una amplia variedad de especies. Formación característica del Parque Natural de los Alcornocales es el "canuto", barranco más o menos profundo situado en altura que mantiene un microclima constante marcado por la fuerte humedad ambiental. Sus condiciones redundan en la pervivencia de especies cuyos ancestros estuvieron extendidos por la zona hace millones de años. Es el caso de las reminiscencias de la flora de Laurisilva (Era Terciaria), representada por el hojaranzo o el laurel. De otro lado el avellanillo, el durillo o el acebo, de clima frío y seco, mantienen el recuerdo de los periodos glaciares. Los más cercanos a Facinas son el canuto de la Garganta de Mariano, el Helechoso, Puertollano y los Berzales, todos en la vertiente nordeste de la cadena formada por las sierras de Saladaviciosa, Yates y Enmedio. La fauna Sin duda alguna destaca la riqueza avícola de esta zona. El rey de los cielos, el Buitre Leonado, comparte las alturas con rapaces como el cernícalo, el ratonero común o el águila culebrera. Entre aves de menor tamaño el Abejaruco, el Martín Pescador y el Jilguero, son las más vistosas. Durante el verano puede observarse el impresionante espectáculo de la migración avícola entre Europa y África, en el que participan millares de ejemplares. A tal efecto puede usarse la red de observatorios instalados en los últimos años. Son comunes en los montes el corzo y el venado y más escurridizos el zorro y la jineta. En los terrenos abiertos destacan el conejo y la liebre. Cabe mencionar la presencia de la esquiva nutria, varios tipos de culebras, alacranes y animales tan amenazados como la víbora meridional, el sapo, el erizo o el precioso lagarto ocelado. Principales vías de comunicación El trazado de las mismas aprovecha los puertos alternantes de la zona. De este a oeste son: Puerto de Saladavieja, Puertollano o de Fates y Puerto de Facínas-Puerto del Valle. Por este último discurre la CN-340, que permite un cómodo acceso en dirección sur a las playas de Valdevaqueros y Los Lances en sólo diez minutos; al bello pueblo de Tarifa en quince o a la ciudad de Algeciras en treinta. Por su parte y correspondiendo su inicio al acceso oeste de Facinas desde la CN-340, la carretera comarcal CA-221 Facinas-Los Barrios discurre por bellísimos parajes del Parque Natural de los Alcornocales. Le sigue en importancia el camino de Puertollano, que une las dos vías anteriores y bordea por el este la cadena montañosa Saladavicíosa-Fates-Enmedio. Otras vías relevantes de la región son aquellas que parten de la CN-340 hacia la costa atlántica. De un lado y pasado el Km. 55, la carretera comarcal CA-2221 permite el acceso tras veinte minutos de cómodo viaje a las playas de Zahara de loe Atunes y Atlanterra. De otro, a la altura del Km. 70, el desvío de la comarcal CA-2216. Su destino es la preciosa Ensenada de Bolonia, situada a tan sólo diez minutos de viaje desde Facinas. Las huellas del pasado Las evidencias más antiguas (hachas de mano, cuchillos, raspadores ...), útiles sobre sílex o cuarcita, indican que este solar es recorrido y habitado por bandas de homínidos desde el Paleolítico Inferior. Del período Solutrense, hace unos 18.000 años, datan las manifestaciones artísticas más antiguas de la región. Se trata de las pinturas rupestres de la Cueva de las Palomas I o de la Cueva del Moro (Ensenada de Bolonia). Decenas de abrigos del término municipal de Tarifa contienen muestras de ese patrimonio tan frágil, pertenecientes mayoritariamente a momentos pospaleolíticos (Mesolítico, Neolítico y Edad de los Metales). Estos antiguos pobladores levantaron en Facinas sus construcciones funerarias y culturales, conservándose en la actualidad tres dólmenes y al menos un menhir. Para estos momentos de la Edad de los Metales podemos ver en la cercana Necrópolis de los Algarves (Ensenada de Valdevaqueros), otro tipo de enterramiento: la cueva artificial. A día de hoy no existen datos acerca de la presencia de tartesios, turdetanos o íberos en Facinas, al igual que ocurre para los siglos de dominación romana. Sin embargo, elementos como el paso por la zona de una calzada (la vía VI del itinerario de Antonio), la cercanía a la importantísima ciudad de Baelo Claudia (en la Ensenada de Bolonia) y el propio origen del topónimo Facinas (derivación bien del latín FASCINAS -montón de haces de trigo-, bien del nombre propio Faucius), apuntan la existencia de hispanorromanos en el lugar. Existen a su vez varias tumbas labradas sobre arenisca, muy comunes en la región, pertenecientes a los momentos finales del Imperio Romano. La referencia escrita más antigua que se conoce data de 1154, cuando el geógrafo ceutí Al Idrísi menciona entre Algeciras y Medina Sidonia la alquería Faísana, "con zoco y una población considerable". Dos siglos más tarde, en 1544, Alfonso XI habla en el Libro de la Montería de los Vallejos de "Fecina". Desde este momento y hasta el siglo XIX, apenas se conocen datos sobre facinas y sus habitantes, aunque se sabe que continúa poblada en 1612. En 1759 la capilla o "ermita" presenta una situación ruinosa. Reedificada en 1630, pasará a denominarse a partir de entonces Iglesia de la Divina Pastora. Dependiente de la Iglesia Mayor de San Mateo de Tarifa, no funciona administrativamente hasta el 31 de enero de 1562. Bien avanzado el siglo XX, en 1943, adquiere su independencia como parroquia. La explotación de los innumerables recursos de los montes públicos y los grandes latifundios cercanos, atrajeron a un buen contingente de jornaleros, sobre todo de la serranía de Málaga. El padrón de 1875 refleja que estas gentes comienzan a .asentarse en Facinas en el primer cuarto del siglo XIX. La agricultura, sobre todo la cerealista, revistió gran importancia. Destacó la producción de trigo con el que se amasaba el pan "macho", llamado así por su color oscuro. Hoy los ejemplares más genuinos de este tipo se realizan en Puertollano, población encantadora donde molturan los últimos molinos maquileros del Parque Natural de los Alcornocales. De incierta cronología, a mediados del siglo pasado sólo uno de los seis molinos existentes en Facinas está en funcionamiento, gracias sin embargo al empleo del viejo motor de un barco. Agrupados de dos en dos, se alimentaban a partir del agua que llegaba a la población a través de una única atarjea aún visible en las cercanías de la Iglesia. Actividad complementaria a la molienda era la cocción del pan en hornos de leña. Son numerosos sus restos junto a cortijos abandonados de la zona, en la campiña o en el monte. En el caso de Facinas, el último de ellos dejó de funcionar en el año 2000. Fiestas y costumbres - Carnaval.
Fin de semana de Cuaresma. Son tradicionales el pasacalles, los bailes,
la actuación de las chirigotas locales y la "callada"
en la Caseta Municipal. ¿Qué comer? ¿Cómo divertirse? Los facinenses llevan siglos aprovechando los espárragos, tagarninas, quesillos y hongos del entorno. Destaca el toque dado a las carnes de caza (corzo, venado, conejo, jabalí), sin desdeñar los productos de cría (pollo de campo, ternera, cerdo, cordero). Por su parte, la cercana a la costa permite poseer un amplio conocimiento del pescado. El resultado es un gran dominio en la preparación de los productos del mar, \a campiña y la montaña, que pueden degustarse en algunos de los establecimientos existentes en la población. La oferta se completa con la existencia de diversos locales donde refrescarse, tapear y divertirse: -
Bar ANDALUCIA-NIXON, Bda. Nueva Andalucía Telf.: 956 687251
Recomendamos la visita a: - Necrópolis de los
Algarbes (Ensenada de Valdevaqueros). RECORRIDOS POR LOS ALREDEDORES DE FACINAS RUTA 1: "Ribera de Saladaviciosa" Senderismo 2 horas, trayecto
cómodo, 3 Km. Desde el mismo se continúa hacia el noroeste, descendiendo ligeramente por veredas que corren parejas a las lindes de pequeños cortijos. A unos cuatrocientos metros podemos refrescarnos en el manantial de la Mesta, de cuyas aguas se nutre el solitario chopo existente en el lugar. Luego se asciende ligeramente hasta llegar a la cima del cerro, observando desde las rocas, hacia el este, un rincón mágico durante la Prehistoria. La vereda discurre entre una presa a la izquierda y un menhir de casi dos metros a la derecha. Esta roca sagrada presenta varias marcas de cincel, algunas de las cuales hacen pensar en un rito que conllevaba la introducción de tres dedos de una mano. En ese mismo cerrillo existe una roca escalonada de significado desconocido. Desde el menhir se sube una ladera muy inclinada, unos doscientos metros, en la que algunos acebuches dan paso a un alcornocal tapizado de heléchos. A la izquierda de la pendiente, una vez topamos con la cuerda rocosa que desciende desde la cima, se abre un pequeño llano donde se encuentra, escondido entre los abundantes heléchos, el segundo de los dólmenes (tipo galería cubierta). Junto al mismo se observan restos de un episodio de carboneo, actividad que se abandona prácticamente en el último cuarto del siglo XX. Aproximadamente a trescientos metros en dirección este y entre dos pequeños escarpes avistamos una roca vertical, pudiera ser un menhir degradado por loe efectos de la erosión. Tomaremos sin embargo la vereda hacia el noroeste, hasta el Cerro del Mirador. Para ello se abandona la moheda de chaparros y se desciende hasta llegar a un pequeño rellano existente en el extremo de una vaguada frondosa, aunque no existe corriente de agua alguna. Entre los riscos de la cumbre del Cerro del Mirador y la casa existente a los pies de la ladera oeste, se localiza el tercer dolmen. Se trata como en el primer caso de una cámara simple. De loe tres existentes es el que peor grado de conservación presenta y como el resto, está orientado al oeste. Desde la cima del cerro continuamos hacia el este, siguiendo la hilada de piedras que cubre una conducción de agua destino a Facinas. Tras el manto de aulagas y hérgenes se accede a un llano humedecido por un manantial degradado, cruzado por un surco que desciende desde la sierra. Cavado recientemente, su funcionalidad es drenar el agua de la lluvia y evitar las escorrentías invernales que acechaban a la población. Se toma el camino que parte del extremo superior del llano, que poco después, en sentido descendente, cruza las Cabrerizas junto a encantadoras viviendas tejadas, manantiales, arroyos, alcornoques y verdes llanos. Disfrutando de las vistas llegamos minutos más tarde a la población, discurriendo el camino junto al cementerio y la Iglesia de la Divina Pastora. RUTA 2: "Garganta Mariano" Senderismo,
4 horas, cómoda, 7 Km. La erosión antrópíca redunda en su estado de conservación, si bien existe una importante población de hojaranzo. La vereda continúa en sentido ascendente una vez cruzado el canuto. Foco después comienza a descender y junto a un pequeño arroyo encontramos de nuevo diversos madroños. Más adelante comienza un bosque abierto de grandes alcornoques, desde el cual descenderemos hasta el llamado Rancho Roque, en ruinas. Desde el mismo, rodeado por altos lentiscos, nos dirigimos hacia el camino de la Casa del Vilano, alejándonos pues del cauce del pequeño arroyo flanqueado por los lentiscos del entorno. A través de dicho camino alcanzamos la carretera de Puertollano, que debemos recorrer unos seiscientos metros en dirección sur hasta encontrar una angarilla en el lado opuesto del camino. Una vez cruzada nos dirigimos hacia el cauce del Arroyo de Saladavieja. Su principal afluente es el Arroyo del Helechoso, del cual se diferencia netamente por sus condiciones ecológicas. Destaca la comunidad de adelfas, planta emparentada con el hojaranzo pero de ambiente más seco, aunque resalta principalmente la presencia de chopos y álamos._ En este bosque de galena es posible ver algún ejemplar del escurridizo Martín Pescador, que nidifica en el talud de las terrazas. Son comunes las gruesas lianas, si bien su grosor es mayor en el cauce del río Almodóvar, entre el Embalse y el punto en el que confluye con este Arroyo de Saladavieja. Por las pequeñas veredas abiertas por el ganado continuamos caminando río abajo hasta encontrar las casas de loe Tornos. A cien metros y al' otro lado de la CA-221, se encuentra el Área Recreativa, entorno ideal para pasar un buen día de barbacoa. También es posible acampar, previa petición de permiso en este último caso. RUTA 3: "Ribera de Saladavieja" Bicicleta de Montaña,
2 horas, cómodo, 12 Km. Se parte de Facinas y se continúa la carretera comarcal CA-221 hasta tomar el cruce de Puertollano. La importante repoblación de eucaliptos da paso desde Cerro Tumba a un espeso matorral de lentisco y coscoja con algunos chaparros jóvenes: las chaparretas. Al acercarse el camino a los Arroyos de Saladavieja y el Helechoso podemos ver el denso bosque de galería, destacando los álamos y chopos. El punto de encuentro de ambos arroyos se localiza en un bello y pequeño valle encajonado, poco después del cual se toma el desvío hacia Saladavieja, vía pecuaria con un gran descenso en tramo medio-final. Destacan en Saladavieja el fluir de arroyos, los rebaños de ovejas, las piaras de cerdos, los caballos y vacas alimentándose en verdes prados. Un bello rincón se localiza justo antes del descenso, en el lugar llamado la Lagunilla. La fuerte pendiente nos conduce hasta el río Almodóvar, cuyas aguas proceden ya del embalse cercano. El embalse puede verse desde el mismo carril. Para ello debemos parar cuando el camino descendiente deje de estar bordeado en su margen derecho por lentiscos y comience un bosque abierto. Una vez concluido el camino de Saladavieja retornamos a la CA-221, desde la cual y en dirección oeste, alcanzamos Los Tornos en unos pocos minutos. Destaca en ese trayecto el denso matorral de lentisco y hérguen que encajona la carretera. Esta ruta puede complementarse desde el cruce de la CA-221, en dirección contraria a Los Tornos. Existe la opción de bordear el Cerro de Torregrosa y observar los extensos alcornocales del Puerto de Saladavieja, Ojén y el niño. La coloración de las hojas de los árboles nos permite distinguir a lo lejos los bosques de quejigos o intuir la existencia de frondosos canutos en estas sierras. Destaca en este contexto la unión de las sierras de Saladavieja y Ojén. La primera de ellas posee además varias lajas donde anidan diversas rapaces, destacando las colonias de Buitre Leonado. Durante todo el recorrido será frecuente notar la presencia de estas aves en el cielo. Son comunes las gruesas lianas, si bien su grosor es mayor en el cauce del río Almodóvar, entre el Embalse y el punto en el que confluye con este Arroyo de Saladavieja. Por las pequeñas veredas abiertas por el ganado continuamos caminando río abajo hasta encontrar las casas de Los Tornos. A cien metros y al otro lado de la CA-221, se encuentra el Área Recreativa, entorno Ideal para pasar un buen día de barbacoa. También es posible acampar, previa petición de permiso en este último caso. |
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