JUAN ANTONIO NOTARIO RONDÓN

Facinense nacido en 1928. paso su infancia en la aldea de Facinas. hasta que a los catorce años entro de meritorio en una entidad bancaria de la ciudad.

           Simultaneando el aprendizaje con estudios de profesorado mercantil. Con motivo de su profesión trabajo en Madrid. Algeciras. Fernan Núñez, Chiclana, Estepona y Cádiz. desarrollando actividades sociales. culturales. recreativas y deportivas. En Estepona promociono la construcción de un complejo parroquial del que fue presidente; fundador y primer presidente de Caritas y promotor de la residencia para mayores. Culmino su carrera en Cádiz siendo Decano de directores de bancos: donde también fue uno de los promotores. fundador y presidente de la Casa de Tarifa.

           Esta en posesión de la Medalla de Plata al Merito en el Trabajo, que le fue concedida a petición del pueblo de Estepona.

           Desde la adolescencia comenzó a desarrollar su vocación escribiendo poesías. La primera obra. "¿Donde esta D. José?". sainete de ambiente rural, fue estrenada en 1948 con el recital de algunos poemas recogidos después en el libro "Vínculos". Colaborador en periódicos y revistas, pregonero y conferenciante. en la actualidad, la revista Tarifa La voz de un Pueblo esta publicando por capítulos su trabajo "El habla en el Sur del Sur". Y últimamente. ha sido uno de los promotores de la recién creada revista Guadalmecí,. en la que colabora.

 

BIOGRAFIA DE JUAN NOTARIO RONDÓN

 

Al cumplir 80 años y sabiendo que es uno de los personaje mejor documentado de Facinas y de de su historia por haberla vivido, He querido realizar una biografía de su persona, para ello quedamos en una tarde de primavera en su casa situada en la entrada de Facinas.

Esta es su BIOGRAFIA:

Juan Notario ¿como te describirías como persona?

Para comenzar he de decir que soy un hombre normal y del montón como la mayoría y, por supuesto, pecador por lo que lo primero es pedir perdón, naturalmente a Dios y después a cualquier persona que se haya considerado ofendida o siquiera molesta debido a alguna actitud mía desafortunada por acción u omisión.  Manifiesto también que no guardo rencor a nadie  porque cualquier ofensa por grande que sea no la recuerdo, es decir, que  fue  perdonada ipso facto  con olvido absoluto del hecho o acción.

También me confieso creyente cristiano que profesa la religión Católica a cuya Iglesia fundada por Jesús  Nazareno he tratado de servir siempre, sin duda, con muchas lagunas y omisiones, en todos los lugares donde residí  que debido a mi profesión han sido  muchos. Confío, pues, en que el Señor me aplicará  la medida de su gran misericordia y no la de mis merecimientos  cuando llegue la hora no muy lejana de rendirle cuentas.

¿Como llevas los 80 años que acabas de cumplir?

Nací en Facinas el día 30 de junio de 1928 (en el Registro Civil consta  “en la calle Real, núm. 14 de la ALDEA ” demostración inequívoca de que solo existía en el Término nuestra aldea de FACINAS)  adonde mi  infancia transcurrió con la mayor felicidad.

¿Qué recuerdas de tus años de colegio y de tus maestros?

En el año 1933 entré en la escuela unitaria de niños cuyo maestro era D. Juan García, un señor mayor (su hijo D. Ricardo fue mi padrino de Confirmación) Yo le recuerdo con cariño y a él le debo el inicio en la educación y formación. En junio del año 1935 hice la primera comunión preparado por la magnífica catequista, Pepita Roa. Con motivo del estallido de la guerra, D. Juan García que se encontraba de vacaciones en Ceuta, no volvió a Facinas (dejo de relatar los hechos acaecidos en Facinas porque como sabes, lo tengo escrito con todo detalle en mi modesta obra “El abuelo Vicente” publicada en tu página dedicada a nuestro pueblo.

A la reanudación  de las clases, en plena guerra,  se hizo cargo de la escuela el gran maestro y buenísima persona, D. Joaquín Outón de cuyo señor aproveché sus enseñanzas hasta que en el año 1937 enviaron a una maestra de Cádiz, Dª Carmen Fernández , también muy buena persona y buena pedagoga que estuvo hasta el año 1939 cuando finalizó la guerra y destinaron a un maestro de San Fernando que acababa de licenciarse (precisamente estuvo en Infantería de Marina juntamente con tu tío Pepe Estévez,  que era asistente del entonces comandante Carrero Blanco, y llegó a ser presidente del Gobierno de Franco y asesinado por ETA. A tu tío Pepe yo le quería mucho y, curiosamente, salió para la guerra con Guillermo Álvarez cuando ambos eran dependientes en la tienda de mi padre. 

Este maestro, D. José Sánchez García  se hizo famoso tanto por su manera de ser como en su forma de ejercer la docencia. Era verdaderamente un hombre extraordinario: dos de sus grandes empeños en la enseñanza, eran que escribiéramos sin faltas de ortografía (y lo consiguió) y el conocimiento de “El Quijote” de cuya excelentísima obra nos dictaba hasta el punto de que los alumnos frecuentábamos la pronunciación de muchas palabras: “malandrín, villano, necio, follón” etc. Era muy aficionado a los toros y a los mayores de la clase nos llevaba a los herraderos que entonces se celebraban con mucha frecuencia, en los que él toreaba para diversión de los que acudían que cada vez eran más. También formó una chirigota y nos enseñó muchas coplas habida cuenta de su afición a los carnavales como buen isleño.

De su mano hice el examen de ingreso y primer año de bachiller en el  instituto Columela de Cádiz (único que había entonces en la capital) Cuando leyeron mi escrito del dictado que pusieron, me llamó un catedrático para felicitarme porque no había  ninguna falta y preguntarme en qué escuela estaba y qué maestro me había enseñado ortografía. Cuando nombre Facinas, se miraron unos a otros los miembros del tribunal.

La matrícula  la pasé después a la Escuela de Comercio (hoy facultad de Empresariales) adonde me conmutaron algunas asignaturas comunes al bachillerato. Esto  por indicación del banco que me pagaba la beca.

¿Cómo eran vuestros juegos juveniles?

A partir de 1935 cuando contaba siete años, mi padre comenzó a iniciarme en el comercio y la contabilidad, a la vez que a limpiar el polvo y barrer la tienda. Eran años muy felices porque disponíamos de bastante tiempo para jugar y disfrutar de los parajes más bellos que circundan a nuestro pueblo: La Mesta , Saladaviciosa, Cerrillo de Quintana, Ventorrillo de Carmela para jugar al aro en la carretera general; La Roza , Cabrerizas, Huerto del Pilaro, Chorrillo de Tiburcio, Peñón de los Perros, Vico, Matavacas, etc. Conforme nos hacíamos mayores, extendíamos las excursiones hasta el río Almodóvar, El Pimpollar, Los Tornos y Llano de la Cruz. Entonces no teníamos problemas para poner trampas y cazar pajarillos ni para clavar estacas con los anzuelos para las avefrías. También recuerdo con la natural nostalgia cuando íbamos a coger palmichas, moras de las zarzamoras de la Mesta , huevos de toro, vinagretas, etc.

En este relato he de referir también la alegría que suponía para los chiquillos comprar a Magaña madroños y palmitos, o cuando llegaba el piñonero desde Vejer y pregonaba “como armendra zon loz piñoneez”.En el capítulo de juegos, además de los clásicos como el fútbol -en los años de la guerra con pelotas de trapo y de papel- aro, trompo, canicas  (bolindres) también  practicábamos los autóctonos como caldereta, “jincote”, caballos de caña, y otros. Igualmente recuerdo las celebres matanzas de cerdos  que se hacían en los patios y en las puertas de las casas en plena calle: Antonio Álvarez (Bragueta) amigo y vecino era el voluntario matarife de mi casa y disfrutaba dando bromas a las muchachas y manchándoles la cara con sangre del cerdo sacrificado cuando menos lo esperaban.  Los mondongos se llevaban a Los Arances, adonde entonces corría el agua limpia y cristalina con mucha abundancia. También las mujeres alegraban la sierra con sus cantares y cuchicheos.

¿Cómo era la vida de una familia en tu época joven?

Terminado este preámbulo comenzaré por orden cronológico lo que considero más interesante de mi vida pero he de aclarar de antemano que si el lector estima algún mérito en cualquiera de mis actuaciones no es atribuible a mi persona en absoluto sino a Dios sobre todo, dador de vida, de sabiduría y de todas las virtudes. Y, en cuanto a los hombres, a mis padres principalmente, de los que aprendí en primer lugar el amor a la familia piedra angular de toda sociedad; a mis maestros, sacerdotes y catequistas los que, juntamente con mis progenitores me enseñaron urbanidad que con lleva el amor a la patria, el respeto a los demás, la caridad cristiana, etc. sin olvidar a nuestro municipal, Cristóbal Cózar Valencia, a los que todos los chavales de nuestra generación debemos mucho porque, lejos de castigarnos, que lo hacía cuando lo merecíamos dándonos con una varita en las pantorrillas, más que nada estaba pendiente de nosotros para protegernos.  También a muchos amigos y compañeros buenos con los que compartí alegrías y fatigas. Y, de manera especial, igual tengo un grato recuerdo de aquellos hombres y mujeres de campo pobres,  analfabetos, pero cabales, formales y de comportamiento respetuoso y educado - y con mucho ingenio- de los que aprendí mucho sobre la flora, la fauna y las costumbres (de algunos he escrito anécdotas)

El comienzo de mi actuación pública fue en el teatro (Salón Ortega) en el año 1940, también primera función teatral interpretada por facinenses (casi todos niños y niñas) a beneficio de un comedor que había entonces para los más pobres. Tuvo tanto éxito que repetimos y después fuimos a Tarifa al Salón Medina (hoy Cine Alameda) En el año 1942, juntamente con Vicente Ruiz que fue el promotor, un grupo de amigos fundamos el primer equipo de fútbol con el escudo del Valencia que era su club favorito. En el año 1943 cuando la primera ROMERÍA, fui promotor y protagonista como veremos.

¿Por qué no me cuentas como fue la primara Romería de San Isidro?

 

LA ROMERÍA DE SAN ISIDRO

RAZONES PARA UN PROYECTO

He leído distintas versiones sobre la Romería –tal vez demasiadas- pero ninguna de ellas se ajustan a la realidad, EN CUANTO A SU FUNDACIÓN,  porque los que han escrito, sin duda con la mejor fe, no han tenido en cuenta que al tratarse de hechos históricos hay que acudir a las fuentes fidedignas y en este caso era muy fácil porque tenían a la mano a uno de los tres fundadores <concretamente  el que suscribe> y ninguno me preguntó nada.

 

Esta es la historia real respecto de su fundación y primeros años de andadura.

Corrían los primeros meses del año 1943 cuando la Hermandad de Labradores cuyo Hermano Mayor era Antonio Cabezas, el Jefe del Servicio Nacional del Trigo, José Barrera, naturalmente muy vinculado a los labradores, y siendo alcalde Juan Notario, mi padre, los cuales se reunían con frecuencia a tomar un aperitivo  juntamente con Gaspar Cuesta que a la sazón era el secretario de la Hermandad de Labradores y funcionario del Servicio Nacional del Trigo, acordaron que sería conveniente adquirir una nueva imagen de San Isidro Labrador y después de pedir autorización al Cura Ecónomo, D. José Mera quien acogió la idea con  agrado, pusieron manos a la obra y mi padre propuso que el santo no se trajera hasta Facinas en el camión sino que se desembalara en la casilla del Peón Caminero  de La Mulata que estaba situada en la misma bifurcación de la carretera al cortijo de Iruelas y desde allí traerlo en cabalgata hasta la Iglesia tal como se hizo en el año 1928 con la imagen de la Divina Pastora que fue donada por un feligrés con motivo de la restauración del templo e inauguración  del artístico retablo que aún se conserva. También antes, en el año 1916, con motivo del regalo de una imagen de la Inmaculada por el arcipreste de Tarifa, padre Marchena, se hizo acompañada  por caballistas, en este caso desde el Puerto de Facinas. Y como en ambas ocasiones resultaron actos brillantes y fueron de regocijo para los aficionados al caballo y pueblo en general, acordaron hacerlo de igual manera. Se corrió la voz y a todo el mundo le gustó, especialmente a los aficionados al caballo. Y en efecto, a primeros del mes de mayo en un día determinado próximo a la fiesta de San Isidro, se convocaron a los caballistas que acudieron en gran número a La Mulata y se organizó la cabalgata. Cuando llegamos a Facinas todo el pueblo estaba esperándonos en Vico para acompañar al Santo hasta el Santuario-Parroquia. Todo resultó brillantísimo y fue motivo de una gran fiesta acompañada de un tiempo primaveral estupendo por lo que el gentío, después de la celebración religiosa se fue a pasear a la carretera (Vista Alegre se llamaba entonces) y los bares se llenaron.

Ello nos entusiasmó para INSTITUCIONALIZARLA y celebrarla anualmente pero en plan de ROMERÍA para que pudieran asistir las mujeres ataviadas con trajes de faralaes que le diera colorido. A todo el mundo gustó la idea y, de acuerdo con el padre Mera se organizó (como prueba) para el mismo año el día de San Miguel (29 de septiembre) y cuyo destino se pensó que fuera Tahivilla por indicación de mi cuñado Antonio Gil Pérez teniéndose en cuenta también que allí estaban enclavados una gran parte de los pertenecientes a la Hermandad de Labradores que tenían además excelentes relaciones con Facinas adonde acudían a diario porque nuestro pueblo era el centro de toda la campiña (comercial, administrativo, eclesial, seguridad –Guardia Civil-  etc.)

Los colonos, que antes de construirse el pueblo, residían en La Dehesilla y Tahivilla venían a Facinas para todo: molturar el trigo, efectuar sus compras, gestionar papeles, recibir los sacramentos y enterrar a sus muertos, y también a tomar sus copillas casi todos en el bar de Vicente Gil. Recuerdo a los apellidos Franco, Gallego, Campos, Bermúdez, Calderón, Alba, Perea, Utrera, García, Rondón, etc. Sin olvidar a José Jiménez, el recovero, facinense que después se estableció en Tahivilla. De la primera Romería conservo una foto de las familias, Gil Pérez, Pérez Rosano y Notario Rondón en la que, además de Pepe Gallardo, están Feliciano Perea y uno de los hermanos Franco (creo que es Antonio) junto a mi padre. Gonzalo, padre de otro Gonzalo “el Jilguero” era muy amigo tanto de mi padre como de mi suegro, Vicente Gil. Cuando me vine  a Facinas en el año 1989 de vez en cuando con mi cuñado Juan, íbamos a Tahivilla y  le visitábamos los lunes  en el bar de su hijo y nos recordaba cosas de viejos tiempos disfrutando el ratito de charla con nosotros. Creo que era el último de los hermanos Franco que quedaba con vida.

Y volviendo al relato que nos ocupa: el  alcalde y el jefe de la Hermandad de Labradores comunicaron el proyecto al  Cabezalero de la Junta de colonos que creo era Julio Rondón, padre de nuestro querido Joaquín, anterior alcalde de Tahivilla, quien recibió la noticia con mucho júbilo igual que todos los vecinos. Prometieron que vendrían a Facinas para, desde la puerta de la Iglesia , acompañar al Santo juntamente con los demás caballistas de Facinas y otras cortijadas, y cumplieron. También se comunicó e invitó   al Director General del Instituto Nacional de Colonización. Y el día 29, como estaba proyectado comenzó nuestra entrañable ROMERÏA DE SAN ISIDRO que resultó un éxito rotundo. En el año 1944 ya se comenzó su celebración en el mismo día de San Isidro (15 de mayo) y cada vez se iba superando en número de caballistas, parejas ataviadas, vistosidad, organización etc. Abrían el cortejo, los guardas de monte con sus uniformes, banderola de jurado y el sombrero de ala ancha con la carapela  de colores rojo y gualda de la bandera española que daban empaque.

El que suscribe pudo asistir hasta el año 1946 ya que pasada la Romería hube de incorporarme a mi nuevo destino en Madrid con motivo de mi profesión. Después pude reanudar mi asistencia en el año 1949 cuando conseguí venir trasladado a Algeciras. Sé que posteriormente hubo algunos cambios de sitio, como El Valle y el Pimpollar.

Y hasta aquí puedo escribir de manera fidedigna las razones para el proyecto y comienzos de esta gran fiesta que es hoy la Romería de San Isidro, la que  los distintos organizadores y comisiones de fiestas posteriores decidieron que su instalación definitiva fuera en el incomparable marco del parque natural de Los Tornos. No puedo por menos que felicitar y agradecer a todas las comisiones de fiesta que han ido cogiendo el testigo, y a los distintos alcaldes que siempre han tratado de engrandecer esta nuestra entrañable Romería a la que he asistido siempre que me ha sido posible. Y espero continuar haciéndolo hasta que Dios me dé fuerzas.

Ya no te hago mas preguntas, cuéntame tu vida……

TARIFA (I etapa)

Justamente en el año 1943 imborrable para mí por muchos motivos, me fui a vivir con mi abuela a Tarifa  porque entré a trabajar en el Banco Español de Crédito aunque jamás dejé de ir a Facinas todos los fines de semana, días de fiesta y vacaciones. Me había examinado en Algeciras y aprobé el ingreso para entrar a primeros de febrero del año 1944 pero me llamaron para que me incorporara en diciembre justo el día que se jugó la lotería porque tocó el gordo de Navidad en Tarifa y querían que se comenzara a pagar el día siguiente. Comencé rellenando impresos para abrir cuentas corrientes y libretas de ahorro dado que el premio estaba muy repartido y los agraciados se llevaban parte en efectivo y dejaban lo demás. Yo había aprendido mecanografía y se me daba muy bien la máquina cosa que observaron cuando me examiné en Algeciras y de ahí que me llamaran. Pronto comencé a tener contacto con gente que no conocía.

En Tarifa desde un principio me fue muy bien, aparte de que todos los facinenses que se van a la ciudad, triunfan, yo además tenía amigos de mis temporadas en vacaciones aparte de mi familia: tíos, primos, etc. El mismo año me incorporé a la juventud de Acción Católica y a la Adoración Nocturna y D. Francisco Terán me “fichó” para la agrupación teatral que dirigía en el Liceo Tarifeño y en cuya primera actuación me dio un papel importante. También tuve mucha suerte con los profesores que me puso el banco y con los compañeros de estudio que me dispensaron una buena acogida aunque sin librarme de que me llamaran “campero de Facinas” como a todos. A mi no me molestaba porque soy campero de vocación y afición, pero a uno que se puso demasiado pesado para molestarme, tuve que darle la “carrera del señorito” y lo llevé en volandas desde la puerta del cine hasta la iglesia de San Francisco y allí le solté con un ejercito de amigos detrás muertos de risa (el tal no le era simpático a nadie) Jamás me volvió a decir campero.

Y conforme pasaba el tiempo cada vez conocía a más gente y en el banco  aprendía el funcionamiento de los distintos negociados merced a que el director, Joaquín Mira Jiménez, excelente persona y gran amigo de mi padre se interesó mucho por mí. Era cuñado de Pepe Gallardo y ello facilitó que en muchas ocasiones en las que Pepe iba a Tarifa, me diera permiso para que me fuera con él para Facinas casi siempre antes de que terminara la jornada de trabajo (naturalmente yo lo compensaba haciendo las horas que fueran necesarias para cerrar balances, etc.)

Así transcurría el tiempo hasta que a primeros del año 1946 se recibió una convocatoria restringida de 50 plazas solo para empleados que conocieran los distintos negociados y para prestar servicios exclusivamente en la Oficina Principal de Madrid. Mi padre me autorizó para que fuera a examinarme  pero no sin decirme que estaba loco si pensaba que iba a conseguir la plaza para trabajar: “nada menos que en Madrid, pero como te pagan todos los gastos no hay nada que perder, y así conoces la capital de España” –me dijo-.

Contra todo pronóstico, aprobé y me dijeron que debería presentarme antes de finalizar el mes de mayo, lo que me vino muy bien porque no me perdía la Romería.

M A D R I D

 Cuando llegué a la Jefatura de Personal me hicieron otra prueba y me dieron el destino para el  negociado  de Valores remitiéndome  a mi inmediato superior, D. Fernando Jaén quien, cuando llegué y saludé, antes de leer el parte de la Jefatura de Personal, me espetó: -tu eres de Despeñaperros “pa” abajo, y mientras yo asentía iba leyendo, y  observaba yo  que ponía cara de sorpresa agradable, hasta que mirándome sonriendo, preguntó: -¿por casualidad tú tienes algo que ver con mi gran amigo D Juan Notario Cánovas? Y me dejó helado. Cuando le contesté afirmativamente se levantó y me dio un abrazo. Llamó a otro jefe de sección que también era andaluz y después de presentarme, le dijo:

-Te aseguro que ahora si que vas a probar la mojama de la que  tanto  hemos hablado, -

-¿tú que dices?- me preguntó.

 Y, riéndome le contesté con otra pregunta:

-¿quién le ha dicho a Vd. que yo he traído mojama?-

 Las carcajadas se oyeron en todo el negociado. Y es que Fernando Jaén era de Algeciras y en el banco hacía las remesas a corresponsales, y aunque hacía  varios años que estaba en Madrid, se acordaba de mi padre y de la mojama que le llevaba desde Tarifa. Naturalmente mi vianda iba bien preparada, entre otras cosas, precisamente mojama porque siempre me gustó mucho y me gusta; tabaco, café, caramelos tofes, y mantequilla de Gibraltar. Y, por supuesto, los chicharrones en manteca de mi madre. Era lógico que al día siguiente me llevara un buen trozo de mojama para cada uno y otro para tomarla de tapa en un bar cercano al banco adonde me llevaron. Esta introducción me sirvió muchísimo porque el algecireño viejo amigo de mi padre me puso al corriente de lo que era aquello y trató de ayudarme siempre. Cuando llamé a mi padre y se lo conté  se alegró mucho y le pedí que cuando tuviera oportunidad me  mandara más mojama (entonces estaba baratísima y la ponían de tapa por castigo. Lo que escaseaba eran los pollos que se los reservaban a Diego Piñero y compañía)

Pasadas unas semanas llegó el ordenanza y me anunció que había un señor  que me buscaba y  que le parecía vestido de  uniforme de infantería de marina. Me quedé extrañado y mi jefe que estaba al lado le dijo que lo hiciera pasar. Y cual no sería mi grata sorpresa cuando le veo venir acompañando a nuestro querido Juan Moya vestido de municipal con un uniforme flamante portando un paquete muy bien hecho que tenía el sello inconfundible de mi padre. No faltaba mucho para la hora de salida y el jefe me dio permiso para que me fuera y le atendiera y “si queréis me esperáis en el bar el Abuelo” que estaba muy cerca. Ya en la calle, Juan me dijo, sin que yo le preguntara, que iba de uniforme con la medalla del Sufrimiento por la Patria porque tenía que pasar por el tribunal de calificación de Mutilados de Guerra. En el paquete me mandaba mi padre dos cuarterones de tabaco del Águila fina para que le diera uno a Fernando Jaén, y la mojama que yo le había pedido.

En Madrid me fue muy bien porque tuve ocasión de estudiar y aprender mucho y a los dos años aprobé para oficial por capacitación lo que me sirvió para que, poco tiempo después, el director de Algeciras me reclamara  para ocuparme de la jefatura de valores porque el que estaba se puso enfermo y fue trasladado a Valladolid, su tierra.

A L G E C I R A S

Para mí fue una gran alegría venir destinado a Algeciras porque tenía asegurado los fines de semana en Facinas adonde aún vivían mis padres y naturalmente, mi novia. Estar en Algeciras era como estar en casa además de que tenía compañeros en el banco que eran buenos amigos. Tuve la suerte de que uno de ellos, Gimeno  (José M. García Gimeno) me llevara a casa de su familia Rubio Gimeno para instalarme en una habitación que tenían de alquiler en la que se hospedaba, Antonio Roa, hermano de la que fue mi catequista. Pronto comenzaron a tratarme como a un mimbro más de la familia igual que a Antonio. Allí permanecí hasta que me trasladaron a Tarifa.

En el banco no tuve dificultades para hacerme con el negociado de Valores y además, al sobrarme tiempo en mi especialidad, colaboraba con el Jefe de Contabilidad, también buen amigo de mi padre como todos los compañeros mayores quien, además, era músico (el gran maestro Portilla autor del pasodoble Algeciras.

Otro de los mayores con el que desde el primer momento hice buenas “migas” fue E. José Valdivia Cabrera del que aprendí mucho porque era hombre de pensamientos profundos: filósofo, romántico y poeta entonces incomprendido que no llegó a ser profeta en su tierra pese a su gran obra literaria. Precisamente Gimeno y yo éramos los que más le respetábamos y admirábamos. Guardo como una joya la felicitación de cuando nació mi hijo Juan Carlos, en Chiclana, con una poesía de Valdivia ilustrada con el dibujo de una cigüeña, precisamente de Gimeno, otro artista. Contiene, además, las firmas de todos los compañeros de Algeciras.

Tuve mucha suerte en conocer a D. Francisco Alcaide, Teniente Coronel Mayor del Regimiento de Artillería, porque además de ser depositario de valores y yo le atendía en el banco, también era adorador nocturno. Cuando  después hube de incorporarme a la mili juntamente con el coronel que era muy amigo de mi director, me reclamaron para su regimiento  con destino en la batería antiaérea de la Isla para que pudiera trabajar en el banco en Tarifa habida cuenta de que el director se puso enfermo y me trasladaron para que le sustituyera.

Entre otras muchas personas a las que conocí que pasados los años me hizo un inestimable favor, fue Andrés Mateo, futbolista internacional extraordinario que dio mucha gloria al fútbol español. En aquellos años se vino a Algeciras para terminar su carrera deportiva y organizó torneos locales para fomentar la afición. Los empleados de banca fundamos un equipo entre los dos bancos que había entonces (Hispano y Banesto) y ello fue el motivo de conocer a Andrés porque dedicaba un tiempo para entrenar desinteresadamente a todo el que quisiera. Veinte años después, siendo yo presidente del C.D. ESTEPONA, entonces en categoría nacional -3ª división-, hube de cambiar de entrenador y me acordé de Andrés Mateo,  le visité en su casa de Algeciras y me dijo que jamás había salido para entrenador y que le era imposible porque tenía a su cargo a unos sobrinos huérfanos. Pero lo arreglé diciéndole que podía viajar por las mañanas en “Portillo” y regresar cuando terminaran los entrenamientos con gastos a cargo del Club. Y aceptó. Me entendí muy bien con él porque nos respetábamos mutuamente, y, sin duda fue el mejor entrenador que pasó por el Estepota.

T A R I F A – (II etapa)

Cuando llevaba unos meses en Tarifa me llegó la hora de incorporarme a la mili justamente en el campamento de Las Moscas adonde estuve dos meses y algo hasta la jura de bandera. Después del destino en la Isla  fui liberado para que trabajara en el banco.

En el campamento también tuve la suerte de conocer a otra gran persona, el santo  inolvidable padre Flores  que también estuvo allí para jurar bandera. Cuando pidieron voluntario para monaguillo me presenté únicamente yo y entonces comenzó una gran amistad que fue en auge hasta su fatal desenlace. Desde el campamento ambos fuimos a Tarifa, él de coadjutor de San Mateo y cuando se hizo cargo de las juventudes católicas me nombró presidente. Cuando fue de párroco a Tahivilla continuamos viéndonos con frecuencia. El padre Flores era amigo de todo el mundo pero  de manera muy especial, de mi cuñado Antonio Gil quien en una ocasión le salvó la vida.

Estando ya establecido definitivamente en Tarifa, mientras esperaba el licenciamiento militar, trabajaba felizmente en el banco y comencé a prepararme y a ahorrar lo que podía para casarme. Y como todo llega, en Octubre de 1953 celebramos el feliz acontecimiento. Nuestra boda fue de lo más sencillo porque, aunque yo por mi categoría profesional, disfrutaba de un buen sueldo y podíamos haber hecho una celebración normal,  Pastora, que era tesorera del Secretariado de Caridad (Aún no existía Cáritas) con su hermana Antoñita conocían de sobra las necesidades de muchas familias a las que ellas atendían  que mal comían y gracias a la ayuda de la Iglesia y vecinos, preferimos utilizar el dinero que teníamos previsto para el festejo, en preparar bolsas con víveres “costos” que en esta ocasión además de los alimentos básicos completamos con alguna golosina: chocolate, galletas, caramelos y vino, según los casos. Nosotros resolvimos el problema para atender a los invitados gracias al ingenio de mi cuñado Vicente que preparó una gran sangría que resultó exquisita y en abundancia además de con éxito novedoso. Las familias a las que se entregaron los costos también fueron invitadas a probar la sangría. Hasta no hace muchos años, algunas nos lo recordaban agradecidas. Una señora muy mayor me dijo no hace mucho: “Nos quitasteis el hambre por una “temporá”

Cuando nos casamos cambié una moto Peugeot que tenía por otra scoter Lambretta que era muy cómoda para Pastora y viajábamos a Facinas todos los fines de semana.

La vida se desarrollaba con toda normalidad y ambos colaborábamos en las Conferencias de San Vicente de Paúl atendiendo a los pobres. Yo pertenecía también a la Adoración Nocturna , de la que era secretario y fue un año después de casarnos cuando fundamos la sección de Facinas (Octubre de 1954) que fue todo un éxito.

En el año 1955 mi vida dio un vuelco porque fui propuesto en una terna para Delegado Comarcal de Sindicatos y contra todo pronóstico, fui el elegido.